El suicidio ha sido tradicionalmente relacionado a depresión, esto ha permitido ayudar a alguien que se quiere suicidar de manera oportuna, no obstante, y aunque parezca extraño, existen muchos suicidios en los cuales la depresión no es protagónica, desarrollándose así, casos en los cuales las personas suicidas no han reportado sentir síntomas depresivos.
El trabajo en prevención del suicidio contempla otras variables que pueden asociarse a esto, tales como el descontrol de impulsos, ansiedad y desesperanza. Esta última, en particular, es el foco principal de las investigaciones contemporáneas en suicidología. La desesperanza es un estado en el cual las personas no encuentran motivación, trascendencia, energía, ánimos o “ganas” por salir adelante pues consideran que ya no cuentan con algo que les brinde, justamente, esperanza.
Si deseas saber cómo prevenir el suicidio de alguien, es importante que logres identificar si dicha persona está en un estado de desesperanza (que puede o no estar asociado a depresión). Algunas características de este sentimiento son: apatía, pérdida de placer por las cosas que antes se lo generaban (también conocido como “anhedonia”), sensación de vacío, desmotivación, aburrimiento crónico etc.