Si conoces a algún ser querido que tenga problemas de salud mental y que sufra por ello, es muy importante que puedas acompañarlo/a en dicho proceso. Este acompañamiento debe ser empático y compasivo, pero sin generar un lazo de dependencia mediante el cual la persona llegue a pensar que necesita de ti para poder estar bien.
Muchas personas que viven con ansiedad, depresión o ideación suicida, tienden a aislarse y entablar poca comunicación debido a su estado de salud. Si observas este comportamiento de aislamiento y disminución en la comunicación habitual, trata de hacer algunas de las siguientes actividades:
- Déjalo/a llevar la conversación
Escucha sin liderar ni tratar de indagar en lo que tú consideras más importante, al menos al inicio. Deja que te cuente lo que desee y trata de comprender y validar sus emociones.
- Escucha…realmente escucha
Deja el celular al lado, entabla contacto visual, pregunta aquello que no te ha quedado claro, ayuda a que continúe con su discurso; todos estos gestos son muy importantes cuando alguien se siente muy mal y necesita ser escuchado/a.
- Transmítele que estás ahí y que quieres ayudar
Hay varias formas de hacer esto. Tu sola presencia ya es un indicador, pero pueden también establecer alguna forma de comunicación más estructurada, por ejemplo, verse todos los miércoles en la noche o hacer video llamadas los domingos en la tarde. Dile que dejarás ese tiempo libre para poder estar allí.
- Ofrécete a ayudarlo/a a buscar ayuda profesional
Si observas que tiene dificultades para decidirse en acudir a tratamiento, ayúdale a buscar al/la profesional más idóneo y explícale que el proceso de terapia le puede también ayudar muchísimo.