La ideación suicida puede presentarse de forma concreta (al estructurar un plan, por ejemplo), o de forma ambigua, al comunicar la idea del suicidio de manera indirecta o sutil.
Muchas personas que trabajan en salud mental, tienden a pensar que la ideación suicida concreta es siempre más grave que la ambigua.
No obstante, la realidad es que debemos prestar atención a ambos tipos, ya que la ideación suicida ambigua puede también desencadenar en un intento de mucho riesgo, mediante, por ejemplo, una conducta impulsiva.
Algunos ejemplos de ideación suicida ambigua que deben ser contempladas en la suicidología y prevención del suicidio son:
- No quiero estar aquí
- No me interesa nada
- Nadie se preocupa por mi
- Esto no vale la pena
- No quiero estar solo/a
- Nada importa