No todos los pacientes suicidas “son iguales”, no todos presentan, protagónicamente, los síntomas que “se supone” deben mostrar, como depresión, desesperanza o ansiedad. Algunos de ellos, por ejemplo, hacen uso del sarcasmo respecto de sus fantasías de muerte por suicidio.
La psicología y la suicidología nos presentan retos constantes, y este es, probablemente, uno de los más difíciles: ¿cómo trabajar con alguien que se “burla” de sus propias ideas suicidas? ¿Cómo se es empático con el sufrimiento de una persona que narra lo que le sucede con humor, y que, además, presenta “talento” para ello?
¿Está “mal” reír si la persona induce a ello durante la cita?
¿Cómo se debe proceder?
Como profesional, es aconsejable que estés listo/lista para lidiar con situaciones absolutamente inesperadas. Opta por supervisión de casos y consejo de otras personas que hayan pasado por la misma experiencia para encontrar el balance emocional necesario para trabajar con pacientes suicidas.
Al mismo tiempo, es importante también poder reconocer las características personales que se vinculan a este proceso y optar por una formación específica sobre el manejo de pacientes que presentan este tipo de riesgo.
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