El proceso suicida tiene varias etapas, una de ellas es la que se conoce como ideación suicida, que, básicamente, se refiere a todas las ideas o pensamientos relacionados a suicidio que puede una persona presentar.
La ideación suicida ambigua es aquella en la cual los pensamientos no necesariamente expresan la idea de morir por suicidio directamente, más si el descontento con la vida. Ideas como “quisiera no despertar”, “quisiera estar en otro lado”, “no me gusta estar en este mundo”, etc, son ejemplos de este tipo de ideación.
La ideación suicida concreta, en cambio, se focaliza en ideas directas al suicidio, las cuales pueden incluso mostrar la presencia de un plan específico. “Deseo acabar con mi vida”, “pienso en el suicidio”, “voy a tomar pastillas para morir la próxima semana”, son ejemplos de este tipo de ideación.
Es importante saber que se le debe prestar atención a ambos tipos de ideación y que todo esto puede trabajarse en terapia, focalizando el proceso en la prevención del suicidio y la mejora de la calidad de vida de las personas.