Tener problemas psicológicos, como ansiedad y depresión, u otros, es una experiencia compleja que puede significar un gran reto. Cuando la problemática se enmarca en lo que se desarrolla en la propuesta de prevención del suicidio, esta complejidad es de importancia remarcada.
Por ello, la ayuda de personas cercanas a quien padece problemas, y el apoyo profesional, es muy importante. De aquí, vale la pena recordar los siguientes puntos:
- No digas “todo sucede por una razón”.
A pesar de que algunas veces esto puede ser cierto, lo real es que, pensar de esta manera, hace que la persona considere que no tiene control sobre su vida o sobre lo que sucede. Trata de ayudarlo/a a buscar activamente algo que le ayude en lugar de esperar, pasivamente, un desenlace negativo.
- Admite cuando no estés seguro/a de cómo ayudarlo/a
Es posible que no siempre sepas cómo ayudar y es importante que, si esto sucede, logres clarificarlo. Lo mejor que puedes hacer es actuar y responder con sinceridad.
- Ayúdalo/a a establecer metas pequeñas y manejables.
No le sugieras empezar a resolver problemas muy grandes pues podría frustrarse al no conseguirlo. Inicia con algo pequeño.
- Dale espacio.
La ayuda también consiste en que las personas encuentren su propio espacio y su propia independencia, de esa manera, pueden tomar mayor control sobre sus vidas.