La ansiedad y la depresión suelen ser difíciles; aparecen, intentan derribar, intentan sacarnos de nuestro camino, intentan hacernos pensar, algunas veces, en acabar con nuestra vida.
Pero ellas, al igual que otros problemas de salud mental, son también herramientas de aprendizaje. Aprendizaje de nuestras fortalezas y debilidades, aprendizaje de lo que podemos hacer para trabajar en prevención; aprendizaje, incluso, para apoyar a otras personas que sienten lo mismo.
Por ello, compartimos cuatro cosas que podrías aprender a partir de tu condición:
- Los verdaderos amigos son difíciles de conseguir y pueden ser aún más difíciles de mantener cuando luchas con tu salud mental.
Quizá no todos/todas estén ahí pues no sepan cómo manejarlo; quizá nunca estuvieron. No obstante, es importante que valores a quienes están, efectivamente, contigo.
- Ser fuerte no significa no tener problemas
Ser “fuerte” o “débil” no necesariamente aspectos “buenos” o “malos”, los problemas nos aquejan a todos y lo que importa es saber cómo lidiar con ellos. La terapia es una buena forma de iniciar este camino.
- Está bien pedir ayuda
Nunca te limites de pedir ayuda si la necesitas. Siempre es importante buscar activamente aquellos recursos y personas que pueden ayudarte.
- Nunca estás solo/sola
Por más que parezca que sí, siempre hay alguien; alguien en quien quizá no has pensado o comunicado en mucho tiempo. Piénsalo otra vez, pues, realmente, nunca estamos solos.