Existen muchas concepciones erróneas respecto del proceso de terapia, la más grave cuestionable probablemente sea aquella que plantea que las personas sólo “pagan para ser escuchadas”.
Esto es, indudablemente, falso.
Los profesionales de salud mental no sólo escuchamos a personas con ansiedad y depresión; el trabajo terapéutico implica la psico – educación, la posible elaboración de un diagnóstico, la búsqueda de una manera saludable de re interpretar la vida, la consecución de hábitos saludables, la erradicación de conductas de riesgo, etc. Todo esto se consigue por medio de un trabajo colaborativo entre el terapeuta y el paciente, por lo que la sesión no se reduce a sólo “escuchar” de manera pasiva.
Más aún, el trabajo en prevención del suicidio es bastante activo, sigue una metodología y plantea objetivos a alcanzar. Por ello, es importante que converses con tu terapeuta acerca de la manera cómo se están llevando las sesiones y de qué deseas trabajar.