En primera instancia, porque la promoción de la salud mental es, en realidad, la “otra cara de la moneda” de la prevención del suicidio.¿Por qué esperar a que el problema, diagnóstico, crisis, etc. suceda? ¿Por qué no evitarla por medio de la prevención y la promoción de la salud mental?
Esta postura es universal y se aplica para muchos campos, la psicología no es una excepción. El trabajo en suicidología, tampoco.
Muchas veces cometemos el error de pensar que lo único que puede ayudar a personas suicidas es el trabajo en el consultorio, cuando la ideas ya están presentes y la crisis es inminente. En este sentido, es importante considerar el trabajo desde la perspectiva de la salud pública en los tres niveles existentes: prevención primaria, secundaria y terciaria.
La promoción de la salud mental se trabaja, idealmente, en la prevención primaria: optimizando a las poblaciones saludables a que continúen en ese camino por medio de distintas estrategias: mindfulness, deporte, espacios de encuentro y camaradería, etc.